No quiero pasar por alto el mencionar en este blog a quien fuera mi formador, mentor y amigo: el Dr. Marcos Berstein.
Durante dos años fue mi profesor en el posgrado de Operador Familiar, en la Universidad Nacional de Luján, donde forjé con él una relación de amistad, que se continuó a lo largo de los años. Me dio la oportunidad de dar clases en el mencionado posgrado, confió en mí, me estimuló y me enseñó mucho. A la par de esto, estando yo en la Comisión del Colegio de Trabajadores Sociales de Pergamino, lo trajimos a esta ciudad a dar el posgrado, lo cual nos permitió a quienes estábamos en la organización y a quienes cursaban, compartir momentos inolvidables: charlas, comidas, desayunos. Era tan agradable su compañía!... sus charlas estaban dotadas de sabiduría, humor, paz...
Fue tan triste enterarse de su partida...! Él que era tan fuerte, tan sano, tan sabio... no pudo ganarle al cáncer.
La verdad es que se lo extraña mucho. Dejó un gran legado de enseñanza, pero por sobre todo, dejó huella en quienes lo conocimos.
Este es mi pequeño homenaje a un año de su partida. Porque me enseñó mucho, y me sigue enseñando a través de toda su obra.
Gracias Marcos!!
El abordaje socioterapéutico es una forma más dinámica, flexible y rápida de resolución de problemáticas individuales y de índole familiar.Se trata de ayudar a las personas consultantes a hallar medios sencillos y eficaces para resolver los conflictos, de tal forma que salgan beneficiados en lugar de destruidos. Se trata de brindarles herramientas para que adquieran capacidad para vivir armoniosamente juntos y para que sean congruentes en su forma de conducirse en la vida.
"El grado del éxito de un hombre lo determina el dominio que tenga sobre sí mismo, mientras que la profundidad de su fracaso lo determinará la forma en que se abandone..."
Leonardo Da Vinci
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miércoles, 31 de diciembre de 2014
martes, 30 de diciembre de 2014
HABLEMOS DE FAMILIA...
La familia es poderosa
por su influencia perdurable en las vidas humanas. Es el primer grupo con el
cual entramos en contacto al nacer, y dentro del cual permaneceremos toda o la
mayor parte de nuestra vida. La familia influye en el proceso de socialización
y desarrollo de la personalidad.
Fundamentalmente la
familia hace dos cosas: asegura la supervivencia física y construye lo
esencialmente humano del hombre. La familia es el contexto natural para crecer
y para recibir auxilio, es un grupo natural que en el curso del tiempo ha
elaborado pautas de interacción. Estas constituyen la estructura familiar que,
a su vez, rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define su gama
de conductas y facilita su interacción recíproca. La familia necesita de una
estructura viable para desempeñar sus tareas esenciales, es decir, apoyar la
individuación al tiempo que proporciona un sentimiento de pertenencia (Eroles,
2001 en Guerrini,2009).
Hasta el momento,
ninguna otra institución humana o social ha logrado suplir el funcionamiento de
la familia, sobre todo en la satisfacción de las necesidades biológicas y
afectivas de los individuos. La familia cambia y continuará cambiando, pero
también persistirá, ya que es la unidad humana más adecuada en las actuales
sociedades.
Como tal, la familia es
la matriz de la identidad y del desarrollo psicosocial de sus miembros, y en
este sentido debe acomodarse a la sociedad y garantizar la continuidad de la
cultura a la que responde.
Una de las características
sustanciales en el quehacer del Trabajo Social, disciplina del área de las
Ciencias Sociales, es considerar que la familia siempre ha sido objeto de
análisis e intervención, desde los albores del asistencialismo, constituyendo
un punto de partida y de llegada para cualquier tipo de abordaje, orientando
así todas las acciones hacia el desarrollo de los recursos internos
individuales y de la familia.
Virginia Satir, trabajadora social, docente y terapeuta familiar norteamericana, que de
niña decía que cuando fuera grande sería “detective de niños para investigar padres”,
a través de su práctica profesional llegó a la conclusión de que la familia es
un microcosmos del mundo, y para entender al mundo podemos estudiar a la
familia: poder, intimidad, autonomía, confianza, habilidad para la
comunicación, aspectos vitales que fundamentan nuestra forma de vivir en el
mundo. Así, para cambiar al mundo tenemos que cambiar a la familia.
También
pudo visualizar que la vida familiar es como un témpano de hielo. La mayoría
sólo percibe la décima parte de lo que sucede. Algunos sospechan que ocurre
algo más, pero no saben qué es ni cómo averiguarlo. Por eso es muy importante trabajar con las familias en el desarrollo
de la autoestima individual y familiar. Esto dará lugar a una mayor comprensión
entre individuos, al cuidado personal y de los demás, y darán a nuestros hijos
fundamentos firmes a partir de los cuales puedan desarrollar su fortaleza e
integración.
PARADIGMA SOBRE LOS EJES INTEGRALES DE INTERVENCIÓN DEL TRABAJO SOCIAL
El Lic. José Luis
Zamora hace referencia al Paradigma sobre los Ejes Integrales de Intervención del Trabajo
Social, que está basado en la educación social, la autodeterminación, la
autogestión y la participación. Cuatro capacidades sociales que
habilitan al ciudadano a su desenvolvimiento y desempeño adecuado en el sistema
social.
El trabajo social es la disciplina que trabaja
en la interacción entre la naturaleza humana y la naturaleza social, en otras
palabras, en la interrelación entre el entorno y el hombre. Pero no cualquier
parte del entorno, sino específicamente lo social del ambiente.
Los trabajadores sociales tenemos la necesidad, entonces, de trabajar sobre un tipo especial de
educación que contribuya a afianzar el proceso socioeducativo para mejorar la
calidad de vida de las poblaciones. El ejercicio de la ciudadanía debe hacerse con autodeterminación,
autogestión y participación responsable.
El primer cambio paradigmático para trabajar
socialmente –en este aspecto-, es el que indica que “la humanidad vive en
sociedad”: la humanidad no vive en sociedad, sino en procura permanente de
lograr una sociedad de bien común. En tal sentido, la humanidad vive en un sistema
social, que como todo sistema, debe aprender a conocer para manejarse en
él, con autodeterminación, autogestión y participación.
La
autodeterminación es una palabra compuesta y compleja que refiere a la
madurez social que brinda la capacidad para tomar decisiones efectivas
en un contexto convivencial sistémico. Consideremos aquí, que nuestro estado
actual en la vida es el resultado de nuestras decisiones. Que por lo general,
todos tenemos en mente un estado ideal basado en un proyecto de vida, planes,
sueños, etc., y que la probabilidad de un tránsito efectivo entre el estado
actual y el estado óptimo, será la calidad de nuestras decisiones y por tanto
de nuestra autodeterminación.
Las acciones autodeterminadas reflejan cuatro características
principales que siempre deben aparecer:
Ø Autonomía,
Ø Autorregulación,
Ø Empoderamiento y
Ø Autorrealización.
Estas cuatro características principales surgen a medida que las
personas adquieren los elementos componentes de la autodeterminación, entre los
que se incluyen la elección y la toma de decisiones, la resolución de
problemas, el establecimiento de metas y objetivos, la adquisición de
habilidades, el lugar de control interno, las atribuciones positivas de
eficacia, las expectativas de resultado, las aptitudes de liderato y
autogestión, el autoconocimiento y la autoconciencia. La autodeterminación está fundamentada en la
educación social y en la madurez social. Se supone que es una capacidad que
habilita al ciudadano en su carácter de funcionario y usuario del sistema
social.
La autogestión refiere a la madurez
social que brinda la capacidad para
organizarse y actuar en base a propósitos. Nada se puede hacer en sociedad
sin previa organización. Esto es así tanto para la vida personal, como para lo
grupal y comunitario.
O
sea que podemos hablar de autogestión de vida que es una forma dinámica
de proceder individual, mediante la cual las personas orientan, desarrollan y
optimizan sus formas de estar en el mundo, como una manera de
desempeñarse con efectividad y acierto, para lograr lo que necesitan y desean
en el mundo. Hacer autogestión de vida es un modo de expresar las intenciones,
organizar las acciones, tomar las decisiones, desarrollar las actividades
y optimizar el tiempo durante la vida. No es un punto a donde se llega, sino
una forma de transitar por la vida.
La
autogestión comunitaria o grupal, es pensada como una forma de
auto-organización económica y social, basada en el uso colectivo y comunal de
unos recursos y de unos bienes que se ponen al servicio de necesidades comunes.
Desde el Trabajo Social es ponerse
“manos a la obra” a partir de la toma de conciencia de lo que “se es y se
puede ser”, lo que “se tiene y se puede lograr” y las condiciones en que
“se está y se puede cambiar para mejor”. Mientras desde otras disciplinas se
aborda lo subjetivo y lo intersubjetivo, desde el Trabajo Social se trabaja con
ciudadanos y personalidades en interacción, con redes y nodos institucionales,
siempre en el contexto del sistema social, y hacia allí se dirige nuestra
principal labor para desarrollar la capacidad autogestiva.
La
autogestión demanda aptitudes y actitudes sociales, el conocimiento del sistema
donde estamos insertos; ya sea una familia, un hospital, el barrio, sobre
cualquier lugar del entorno rige el sistema social y funcionará, en la medida
en que ejercitemos estas capacidades con responsabilidad.
¿Qué es participar? Participar
es "tomar parte en, o ser parte de", es la capacidad y posibilidad de las personas y los grupos de influir en las condiciones que
afectan sus vidas. Cuando no se
participa, se está dejando en otras manos decisiones que nos afectan y/o
afectan a muchos, lo cual produce
individuos excluidos, los nadie, y comunidades autócratas,
arbitrarias y totalitarias.
Participar
es algo más que asistir o estar presente, es intervenir,
implicarse y sentirse co-responsable porque allí esta su oportunidad de;
opinar, proponer, disentir, apoyar, hacer, colaborar, elegir y decidir sobre lo
que quiere hacer (autodeterminación), sobre lo que hay que hacer (autogestión),
tanto en lo personal, como en lo comunal, y entonces hablamos de:
v Participación autogestiva, para mejorar la vida personal y
familiar
v Participación ciudadana, para mejorar el funcionamiento del
sistema social
v Participación social, para establecer la sociedad de bien
común.
La participación para que sea efectiva, debe estar motivada, esto
significa que “hay que querer participar”. Se debe enseñar-aprender de modo que
“estemos motivados a participar”, “sepamos participar” y -debe ser organizada-, para que “todos
podamos participar”.
En fin, desde el Trabajo Social y la Socioterapia se abordan las problemáticas teniendo como base teórica los cuatro ejes integrales de intervención.
ALGO MÁS SOBRE SOCIOTERAPIA
La SOCIOTERAPIA es una metodología de intervención profesional que
integra las
técnicas propias y específicas del Trabajo Social con el enfoque sistémico, lo
cual permite explorar sentimientos, experiencias, reforzar comportamientos,
etc., ampliando así el mundo interno del individuo y la familia, con el fin de promover,
estimular, fomentar y asesorar toda búsqueda de bienestar que parta del
análisis crítico de los mismos integrantes de la familia, promoviendo procesos
resilientes, de autogestión, introyección y acciones de cambio.
Es decir, se
busca el enfoque participativo de la acción profesional en cualquier área de
intervención, analizando la problemática familiar y brindando herramientas para
mejorarla o modificarla. Se enfatiza la fortaleza de la familia, se trata de
detectar y potenciar los elementos positivos con el fin de promocionar la salud
y el bienestar familiar.
El enfoque sistémico es un cuerpo integrado
de principios del comportamiento humano, permite interpretar de manera más
completa los sistemas sociales, facilita
que el Trabajo Social supere el asistencialismo y el paternalismo en la
interacción con los sistemas familiares, y posibilita una visión y una
aproximación integrales de los procesos familiares, porque considera a la
familia como un sistema relacional en constante movimiento con características
específicas y que requiere de un abordaje más complejo y de manera holística.
En palabras más simples, la Socioterapia procura realizar acciones
tendientes a mejorar los sistemas de relaciones y comunicación, y
a capacitar y orientar a individuos, grupos y comunidades para que estos logren
a través de la autogestión y del empleo de sus propios recursos y capacidades, la
satisfacción de sus necesidades, la resolución de sus problemáticas y en
definitiva, su desarrollo integral.
Para
finalizar, la Socioterapia consiste en ayudar a las personas y a las familias a
buscar alternativas de resolución de sus problemas; alentar la tolerancia de
las diferencias y la aceptación de las limitaciones. Si partimos de los
recursos que las personas y las familias tienen, podremos trabajar no sólo
buscando recursos institucionales, sino también aprovechando los recursos
vinculares que serán los que apunten a lograr algunas transformaciones y
modificaciones en la vida cotidiana. Cuando los miembros de una familia dejan
de prestar tanta atención a la conducta frustrante de los otros y empiezan a
verse vinculados entre sí, descubren opciones totalmente nuevas para
relacionarse. La vida en familia enriquece, define y limita nuestra libertad,
pero también ofrece potenciales inexplorados para la felicidad y la realización
personales. En la familia cada persona individual define a las otras y el todo
define a la persona. Las partes enriquecen al todo y el todo enriquece a las
partes.
Se construye, con
quien realiza la consulta, un proceso socioeducativo de acompañamiento,
asesoramiento y orientación, incorporando puntos de vista, dando y
recibiendo conocimientos e informaciones. Al concebir la familia como sistema
social, el trabajador social entiende que todos sus miembros están
interrelacionados de manera tal que si
algo afecta a uno de ellos, a su vez afecta a todo el grupo familiar. Y esto se
aplica tanto para las situaciones conflictivas, disfuncionales, como para las
no conflictivas en cualquier momento del ciclo evolutivo.
A través de la palabra,
la mirada y la escucha, el trabajador social es el “aliviador” (Carballeda,
2007) de las múltiples carencias del sistema familiar, “aliviador” de los padecimientos
de las personas que consultan, apoyando, sosteniendo, acompañando y ayudando a
que estos sujetos desarrollen al máximo sus potencialidades, su capacidad
resiliente y su capacidad de autogestión.
Hoy en día se habla mucho de las “familias disfuncionales”, pero como
dice Salvador Minuchin (1994), en las familias no hay buenos y malos, sino
personas atrapadas en pautas de desarmonía con las que se derrotan a sí mismas.
Por lo tanto, es importante saber que las familias tienen recursos inexplorados
de apoyo, amor y cuidado, y que el bien de todos también será el bien de cada
uno. Por lo tanto, hay que ayudarlos a ver el contexto más amplio del ser
individual: el ser de la familia.
EL CAMINO ANDADO HASTA AQUÍ...
La magnitud de los problemas sociales emergentes a fines del siglo XIX, y
su complejidad, hicieron poner en duda los principios y la efectividad de los
sistemas de atención a la pobreza basados en la caridad y la beneficencia.
Como producto de ello, pioneras como Mary Richmond, Jane Addams, entre
otras, sentaron las bases para la profesionalización del Trabajo Social y la
formación académica, acudiendo a las más
innovadoras teorías de su época en el campo de la filosofía, sociología,
psicología, antropología y medicina.
El Trabajo Social nace como una profesión basada en el “ejercicio de
ayudar” hasta convertirse en una práctica profesional con reconocimiento
público y académico y en una nueva disciplina de las ciencias sociales.
Si bien los orígenes del Trabajo Social están vinculados al servicio del
pobre y desvalido, nuestra formación de grado y nuestras incumbencias
profesionales avalan un abanico de intervenciones sociales más amplias y
abarcativas, dirigidas a todas
aquellas personas que tengan problemas sociales, familiares, de relación, y no
solamente a quienes pertenezcan a niveles sociales marginales.
En el imaginario colectivo el rol del trabajador social aparece asociado a diversas formas de control social, a una adaptación “pasiva” a la realidad, a una suerte
de proveedor de recursos para sectores pobres de la sociedad con la finalidad
de paliar, contener, reparar.
La Federación Internacional de Trabajadores Sociales y la Asociación Internacional
de Escuelas de Trabajo Social definen al Trabajo Social como “la profesión que promueve el cambio social, la resolución de problemas
en las relaciones humanas, y el fortalecimiento y la liberación del pueblo,
para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre
comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social interviene en
los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los principios
de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el Trabajo
Social".
La carrera de Trabajo Social de la UBA (1998) lo define así: “el Trabajo Social es una disciplina que interviene en situaciones problemáticas que
afectan a diversos actores sociales, mediante el análisis crítico de la
realidad, con la finalidad de contribuir al desarrollo humano, la afirmación de
los derechos y el fortalecimiento de las condiciones de vida de los sectores
sociales vulnerables.”
Ahora bien, qué entendemos por vulnerabilidad???
Por vulnerabilidad se entiende la “fragilidad subjetiva” que alude a
determinadas situaciones sociales, culturales, económicas y personales que
crean exigencias que el individuo no logra responder, por lo que termina
generando acciones sintomáticas y disfuncionales.
Algo IMPORTANTE!!
El concepto de vulnerabilidad
no es exclusivo de las poblaciones de bajos recursos. Las situaciones que
colocan a las personas en condición de vulnerabilidad pueden ser: accidentes,
enfermedades, pérdidas, separaciones, muerte de algún integrante de la flia., debacles
económicas, desempleo, migraciones, episodios de violencia intrafamiliar,
catástrofes, etc., y esta condición de vulnerabilidad es independiente del
nivel socioeconómico -cultural –laboral.
El art. 2 de la ley 10.751 que regula el ejercicio profesional del
asistente o trabajador social en la Pcia. de Bs As. define al Trabajo Social
como
"una actividad esencialmente
educativa de carácter promocional, preventivo y asistencial destinada a atender
situaciones de carencia, desorganización o desintegración social que presentan
personas, grupos y comunidades",
poniendo el acento en los recursos
existentes en las personas, en los grupos familiares y en los contextos en que
éstos se encuentran insertos.
Se establece, por lo tanto, que las acciones del profesional del Trabajo Social pueden desarrollarse a nivel individual-familiar, grupal y comunitario, tanto en los niveles de promoción, prevención, asistencia o rehabilitación.
Por otro lado,
las incumbencias profesionales dicen que estas
acciones deberán estar centradas en mejorar los sistemas de relación y
comunicación; y también refiere: capacitar
y orientar a individuos, grupos y comunidades para el empleo de sus propios
recursos en la satisfacción de sus necesidades.
Primeros pasos de la Socioterapia!!
PRESENTACIÓN DEL BLOG
“A veces no comprendemos las situaciones provocadoras de la vida, nos falta confiar en que hay un plan perfecto más allá de toda prueba.”
Con estas palabras comencé una charla que realicé en el año 2013 que iba dirigida especialmente a personas que se encontraban atravesando una enfermedad oncológica, y a sus familiares, que la basé en mi propia experiencia por haber atravesado la enfermedad y por haber desplegado un conjunto de herramientas que me fueron muy útiles.
Fue una actividad más que me permitió comprobar que mi misión en esta vida es ayudar a las personas a que se encuentren consigo mismas, a que puedan descubrir y desplegar su creatividad, desarrollar su autoestima y su capacidad resiliente, revitalizar la relación cuerpo-mente, proponerse objetivos y trabajar para cumplirlos, resignificar momentos difíciles, tener pensamientos positivos, practicar la gratitud y, en definitiva, descubrir la felicidad a pesar de las circunstancias adversas que pudieran presentárseles.
Teniendo como base este objetivo, he decidido diagramar un sistema de ayuda a las personas que se encuentran atravesando una situación de dificultad, de desorden y desorganización, de conflicto, ya sea de orden personal, familiar, laboral o relacional, o una enfermedad que implique modificar la cotidianeidad. Este sistema de ayuda consiste en un espacio de consulta personalizada, por un lado, y en un espacio de reflexión y expresión, por el otro, bajo la modalidad de taller grupal.
Propongo un espacio de escucha y de sostén que permita «hacer ver» aquello que el contexto y el escenario impiden visualizar. Vamos a trabajar con los sueños, con los proyectos aún no realizados, con la autoestima, con pensamientos positivos, con la gratitud, con las habilidades manuales que cada uno tenga, etc.
Para llevar a cabo este propósito, me he preparado durante muchos años a través del estudio y de la lectura. Y actualmente sigo formándome y capacitándome. Estudié la carrera de Trabajo Social, soy Lic. en Servicio Social, pero los conocimientos adquiridos no me fueron suficientes y necesité especializarme para poder dar respuestas más creativas y eficaces a las necesidades de la gente.
Así es como comencé a indagar en la Terapia Familiar Sistémica y en sus vinculaciones con el Trabajo Social, comencé a buscar puntos en común y cómo aplicarla al Trabajo Social. Dicen que “cuando el alumno está preparado, el maestro aparece”, y fue así como descubrí el libro Familias y Tratamiento Familiar de Mónica Chadi que fue el faro que marcó mi camino profesional. A partir de allí, decidí especializarme en la intervención con familias.
De la mano de Mónica comencé a transitar el camino del Trabajo Social Independiente. Nuestra ley de ejercicio profesional nos habilita a trabajar en forma privada. Decidí además, capacitarme en Terapia Familiar Sistémica, porque empecé a identificarme con su marco teórico y su estilo de intervención profesional dentro del Trabajo Social.
Con sorpresa comprobé que si bien esa capacitación estaba destinada a profesionales de la salud en general, los psicólogos, psiquiatras y médicos podían utilizar el término “terapia familiar” en sus intervenciones, y los demás, “orientación familiar”, encontrándonos los trabajadores sociales excluidos de utilizar la palabra “terapia”.
En mi caso particular, hasta tuve problemas con el Colegio de Psicólogos de mi ciudad, lo cual me hizo reflexionar sobre cómo un profesional de otra disciplina, que desconoce nuestra formación y nuestras incumbencias, podía vedarnos la utilización de ese término, siendo que la palabra “terapia” significa “tratamiento”, y desde Mary Richmond hace mas de 100 años el Tratamiento es uno de los momentos del proceso metodológico en la intervención de Casos. Ya en el año 1917, Mary Richmond, en su libro Diagnóstico Social, sugiere el tratamiento de familias completas y previene acerca de los riesgos de aislar a las familias de su contexto natural. Y en 1922, en ¿Qué es el Trabajo Social de Caso? desarrolla el concepto de Trabajo Social Clínico.
Actualmente, estoy realizando el Tramo de Formación Docente, porque considero de fundamental importancia tener conocimientos sobre educación y docencia. Estoy descubriendo un mundo fascinante. Además, desde hace varios años tengo un emprendimiento de tejido al crochet a través del cual diseño y confecciono prendas tejidas y además doy clases, y así pude canalizar otra de mis grandes pasiones. También leo mucho. Las lecturas que me han acompañado siempre estuvieron vinculadas al autoconocimiento, a la autosuperación, a la capacidad resiliente que todos tenemos, al poder de diseñar la vida que queremos, y en los últimos tiempos, comencé a investigar sobre alimentación saludable y su vinculación con la salud del cuerpo y la mente. Incursioné en el reiki, en la meditación y en la metafísica.
Todos estos conocimientos y las experiencias vividas me permitieron llegar al lugar donde hoy me encuentro. Y siento un gran deseo de compartirlo con quienes necesiten de estas herramientas.
Los invito a visitar mi blog periódicamente, a participar de los talleres y a realizar las consultas particulares que necesiten para que pueda ayudarlos a dar los primeros pasos en el diseño de la vida que quieran construir.
Muchas gracias.
Lic. Maria Eugenia Guerrini
Con estas palabras comencé una charla que realicé en el año 2013 que iba dirigida especialmente a personas que se encontraban atravesando una enfermedad oncológica, y a sus familiares, que la basé en mi propia experiencia por haber atravesado la enfermedad y por haber desplegado un conjunto de herramientas que me fueron muy útiles.
Fue una actividad más que me permitió comprobar que mi misión en esta vida es ayudar a las personas a que se encuentren consigo mismas, a que puedan descubrir y desplegar su creatividad, desarrollar su autoestima y su capacidad resiliente, revitalizar la relación cuerpo-mente, proponerse objetivos y trabajar para cumplirlos, resignificar momentos difíciles, tener pensamientos positivos, practicar la gratitud y, en definitiva, descubrir la felicidad a pesar de las circunstancias adversas que pudieran presentárseles.
Teniendo como base este objetivo, he decidido diagramar un sistema de ayuda a las personas que se encuentran atravesando una situación de dificultad, de desorden y desorganización, de conflicto, ya sea de orden personal, familiar, laboral o relacional, o una enfermedad que implique modificar la cotidianeidad. Este sistema de ayuda consiste en un espacio de consulta personalizada, por un lado, y en un espacio de reflexión y expresión, por el otro, bajo la modalidad de taller grupal.
Propongo un espacio de escucha y de sostén que permita «hacer ver» aquello que el contexto y el escenario impiden visualizar. Vamos a trabajar con los sueños, con los proyectos aún no realizados, con la autoestima, con pensamientos positivos, con la gratitud, con las habilidades manuales que cada uno tenga, etc.
Para llevar a cabo este propósito, me he preparado durante muchos años a través del estudio y de la lectura. Y actualmente sigo formándome y capacitándome. Estudié la carrera de Trabajo Social, soy Lic. en Servicio Social, pero los conocimientos adquiridos no me fueron suficientes y necesité especializarme para poder dar respuestas más creativas y eficaces a las necesidades de la gente.
Así es como comencé a indagar en la Terapia Familiar Sistémica y en sus vinculaciones con el Trabajo Social, comencé a buscar puntos en común y cómo aplicarla al Trabajo Social. Dicen que “cuando el alumno está preparado, el maestro aparece”, y fue así como descubrí el libro Familias y Tratamiento Familiar de Mónica Chadi que fue el faro que marcó mi camino profesional. A partir de allí, decidí especializarme en la intervención con familias.
De la mano de Mónica comencé a transitar el camino del Trabajo Social Independiente. Nuestra ley de ejercicio profesional nos habilita a trabajar en forma privada. Decidí además, capacitarme en Terapia Familiar Sistémica, porque empecé a identificarme con su marco teórico y su estilo de intervención profesional dentro del Trabajo Social.
Con sorpresa comprobé que si bien esa capacitación estaba destinada a profesionales de la salud en general, los psicólogos, psiquiatras y médicos podían utilizar el término “terapia familiar” en sus intervenciones, y los demás, “orientación familiar”, encontrándonos los trabajadores sociales excluidos de utilizar la palabra “terapia”.
En mi caso particular, hasta tuve problemas con el Colegio de Psicólogos de mi ciudad, lo cual me hizo reflexionar sobre cómo un profesional de otra disciplina, que desconoce nuestra formación y nuestras incumbencias, podía vedarnos la utilización de ese término, siendo que la palabra “terapia” significa “tratamiento”, y desde Mary Richmond hace mas de 100 años el Tratamiento es uno de los momentos del proceso metodológico en la intervención de Casos. Ya en el año 1917, Mary Richmond, en su libro Diagnóstico Social, sugiere el tratamiento de familias completas y previene acerca de los riesgos de aislar a las familias de su contexto natural. Y en 1922, en ¿Qué es el Trabajo Social de Caso? desarrolla el concepto de Trabajo Social Clínico.
Actualmente, estoy realizando el Tramo de Formación Docente, porque considero de fundamental importancia tener conocimientos sobre educación y docencia. Estoy descubriendo un mundo fascinante. Además, desde hace varios años tengo un emprendimiento de tejido al crochet a través del cual diseño y confecciono prendas tejidas y además doy clases, y así pude canalizar otra de mis grandes pasiones. También leo mucho. Las lecturas que me han acompañado siempre estuvieron vinculadas al autoconocimiento, a la autosuperación, a la capacidad resiliente que todos tenemos, al poder de diseñar la vida que queremos, y en los últimos tiempos, comencé a investigar sobre alimentación saludable y su vinculación con la salud del cuerpo y la mente. Incursioné en el reiki, en la meditación y en la metafísica.
Todos estos conocimientos y las experiencias vividas me permitieron llegar al lugar donde hoy me encuentro. Y siento un gran deseo de compartirlo con quienes necesiten de estas herramientas.
Los invito a visitar mi blog periódicamente, a participar de los talleres y a realizar las consultas particulares que necesiten para que pueda ayudarlos a dar los primeros pasos en el diseño de la vida que quieran construir.
Muchas gracias.
Lic. Maria Eugenia Guerrini
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